Las Consultas De RL: las voces de Morehouse y Spelman

El zoólogo quería intentar demostrar que los sujetos eran biológicamente diferentes a los blancos y ambos aparecían desnudos en la fotografía. Al quitarles la ropa, era como si les hubiesen arrebatado su dignidad y su humanidad. Si se observa con atención la fotografía, se ve que ambos están llorando. Pero cuando avanzamos en el tiempo y observamos las imágenes de Thomas E. Askew, la forma en que viste y pone en escena a los sujetos, las mujeres y los hombres de las HBCU, les está devolviendo su dignidad mediante una cuidada atención a la forma en la que visten. Así pues, la forma de vestir dice mucho. La fotografía dice mucho. Otro ejemplo es Frederick Douglass, cuya mujer era quien le hacía la ropa. Su mujer, cuando aún era su novia, le cosió un uniforme de marinero gracias al cual pudo escapar y liberarse. Nadie sabía que era un esclavo porque no iba vestido como tal. Iba vestido como un marinero. Iba vestido como un hombre libre. Y cuando lo vemos en las fotografías, no vemos a un esclavo. Vemos a un hombre con dignidad. Frederick Douglass siempre se engalanaba con la ropa hecha por su esposa. Me encanta cómo mira fijamente a la cámara con su pelo grisáceo hacia un lado, con los rizos cayendo hacia la nuca. Se dirigía a la cámara con una mirada que dejaba claro que era un hombre, no un esclavo».

Graduarme en el Morehouse College me hizo sentir muy bien, porque me convirtió en parte de su legado. Y también soy parte de su futuro porque enseño a estudiantes de Morehouse, Spelman y la Universidad Clark Atlanta. Enseño a estudiantes de la Universidad de Howard. Estas instituciones son un emblema de lo que las facultades y universidades tradicionalmente negras han hecho por Estados Unidos desde su fundación».

«Hacerme adulto en Morehouse fue clave para mí. Aunque mi madre y mi padre siguieron teniendo una relación cordial durante toda mi vida, se divorciaron cuando yo tenía 10 años. Y todos en mi comunidad, en mi iglesia y en mi entorno, incluidos mi padre y mi bisabuelo, habían ido a Morehouse. Todo cuanto me llegaba de Morehouse indicaba que esa institución me ayudaría a convertirme en un hombre mejor.

Hice míos esos valores y comencé por hacer lo que estaba a mi alcance por los jóvenes que conocí aquí. Lo bueno de Morehouse es que conocemos a estos jóvenes y sus circunstancias. Los conocemos con sus talentos. Los conocemos con sus dificultades. Los conocemos con sus triunfos e intentamos que nos ayuden a encontrar la forma de moldear el líder que llevan dentro para que lleguen a ser lo que quieren ser. La belleza de Morehouse es realmente tratar de sacar lo que está dentro de ellos, ya sea un líder, un profesor universitario o el mejor profesional en cualquier trabajo que quieran hacer. Intentar ayudarles a encontrar la luz que está dentro de cada uno; nuestra búsqueda y nuestro deber es ayudarles en este proceso.

Es un placer hablar de lo emblemático que era Morehouse, incluso para un joven de 17 años que venía de Birmingham, una ciudad que en aquellos tiempos tenía unas dificultades bien conocidas. Lo hermoso de Birmingham y de la comunidad que me llevó a Morehouse radicaba en que siempre confiaron en que yo estaba destinado a hacer algo mejor, más allá de los límites que me imponían otras personas.

Una vez recibí un libro de Sidney Poitier, escrito por él mismo. En él hay una frase que decía: "Nunca dejes que nadie defina lo que vales". Hice mías esas palabras de inmediato. Supe que venía a un lugar donde podía ser alguien, tal y como decía el material promocional que entregan a los estudiantes de primer año. Convertirme un hombre Morehouse. Significó mucho para mí. Porque estaba destinado a ser alguien. Puedes convertirte en alguien en cualquier lugar, pero ¿puedes convertirte en alguien con un propósito? Eso es lo que encontré en Morehouse».